Salgalú TV

Todos los 9 de diciembre se celebra el Día Internacional contra la Corrupción. Esta fecha conmemorativa fue establecida por la Organización de las Naciones Unidas para despertar conciencia sobre esta problemática global en los distintos estados miembros.

En el Perú, esta problemática tiene larga data en el Perú. Existen, por ejemplo, registros de denuncias de corrupción al virrey Manuel Amat y Junyent, quien gobernó entre los años 1761 y 1776.

“En 1749, dos sabios que visitaron América, precisamente los virreinatos de Perú y Nueva España (México), Antonio de Ulloa y Jorge Juan, en un documento llamado Noticias Secretas de América, escribieron que estos lugares eran corruptos, no habían normas ni reglas, todo el mundo hacía lo que le daba en gana y los jueces se compraban”, contó el internacionalista Manuel Bernales en entrevista Salgalú TV.

Cultura de corrupción

Bernales sostuvo que esta mala práctica se debe a que la gente está habituada a romper las reglas, que en el país existe cierta tolerancia hacia ella y que ésta genera inseguridad.

“Mientras no superemos eso y no tengamos buenas normas y ejemplos desde la infancia y las familias, y que esto penetre en las escuelas y colegios, en distintos ámbitos sociales, vamos a seguir con este monstruo”, añadió.

Lucha contra la impunidad

Para Luis Lamas Puccio, abogado penalista y autor del libro Corrupción, cleptocracia y globalización, el problema está en la impunidad en la que queda la mayoría de los casos y la falta de ética. Del mismo modo, sostuvo que esto ha pasado a un segundo lugar, debido a que hoy se “brinda culto al mercantilismo y lo económico”.

“Un caso bastante palpable es que, por ejemplo, en los colegios no se enseña ética a los niños ni a los adolescentes para enfrentar a la corrupción y sus particularidades”, indicó el abogado penalista en el programa Voz y Opinión de Salgalú Tv.

Añadió que otra de las razones es que el Estado ha perdido presencia y prestigio, por medio del fenómeno de la privatización.

“Por ejemplo, se ha privatizado la salud, la educación, el transporte, la medicina y los medios de comunicación y, al hacerlo, el Estado ha suplido su rol y las empresas, en la mayoría de los casos, buscan el lucro y las ganancias a costa de lo que puede significar el desmerecimiento de la ética”, sostuvo Luis Lamas Puccio.

En el Perú, los actos de corrupción ocurren, por ejemplo, cuando se inflan los precios de los servicios y proyectos que contrata el Estado peruano, en cualquiera de sus niveles. Al ser pagados por terceros, estos sobrecostos pasarían a convertirse en coimas. Según la Contraloría General de la República, actos como estos le cuestan alrededor de 17,000 millones de soles al Estado peruano.

“Tenemos una pérdida grande que afecta a las personas más vulnerables. Hablamos de poblaciones de escasos recursos, niños y mujeres jóvenes y jefas de familia, entre otros. Afecta directamente nuestro estándar de vida y posterga en mucho tiempo obras fundamentales”, explicó el internacionalista Manuel Bernales.